Mientras los que acudían a los servicios de Yom Kippur en la sinagoga de la calle Humboldt de la ciudad Halle, en el este de Alemania, se enfocaban en el perdón y el arrepentimiento, el atacante afuera apuntaba su cámara y su pistola. Transmitió en vivo sus intentos de irrumpir en la sinagoga; grabó al hombre que tiroteó a quemarropa, y el cuerpo sin vida de la mujer a quién le disparó en la espalda. 

Mientras millones de judíos alrededor del mundo observaban el día más sagrado del año, 2.200 personas pudieron testimoniar los 35 minutos de violencia, con narración en inglés y alemán, antes de que la plataforma que transmitió el video, Twitch, finalmente lo diera de baja. 

Este terrible ataque sobre una sinagoga alemana fue el segundo en menos de una semana – un giro letal que la comunidad judía vio venir al percatarse del aumento de crímenes antisemitas en años recientes. Sabían que era solo cuestión de tiempo. 

“Todos estamos devastados, asustados y en estado de shock”, dijo Remko Leemhuis, el director interino del Instituto Ramer de AJC Berlin. “El sujeto no era un lobo solitario; es una expresión del clima en el que vive nuestra sociedad”. 

Aquí están las tres claves para entender el antisemitismo en Alemania y el contexto en el que la matanza de Yom Kippur tuvo lugar. 

 

1. “Un nuevo nivel de crímenes antisemitas”

Un reporte recientemente publicado por el Ministerio de Interior alemán sobre crímenes con motivaciones políticas demostró que hubo un aumento del 19.6% en incidentes antisemitas el año pasado; en el 2017 hubieron 1.504 quejas mientras que en 2018  fueron 1.799. Las principales ofensas incluyeron pintas antisemitas, símbolos prohibidos cómo la esvástica y discursos de odio. 

Sin embargo, los crímenes violentos dirigidos contra judíos también han escalado. El viernes pasado guardias de seguridad detuvieron a un refugiado sirio, quién armado con un cuchillo y vociferando “Allahu akhbar” (“Dios es grande” en árabe, una declaración que muchas veces ha sido usada durante ataques terroristas) había pasado la barrera de seguridad de una sinagoga en Berlín. 

En agosto del 2018, durante los disturbios perpetrados por activistas derechistas tras el apuñalamiento de un ciudadano alemán a manos de inmigrantes, una pandilla de neonazis asalto una confitería kosher en la ciudad de Chemnitz, al este de Alemania. Hombres enmascarados tiraron piedras y botellas, rompiendo ventanas mientras gritaban “¡Sal de Alemania, cerdo judío!”

Felix Klein, el comisionado del gobierno alemán para temas relacionados con el antisemitismo dijo en su momento que “Estamos lidiando con un nuevo nivel de crímenes antisemitas que nos hace recordar los peores momentos de la década de los treintas”. Varios meses después, a medida que los ataques continuaron y escalaron en intensidad, advirtió que los hombres judíos no deberían usar sus solideos (kipot)en público, lo cual generó tantas críticas que el vocero de la  Canciller Federal Angela Merkel se vio forzado a aclarar que “el Estado debe asegurar que todos tengan la libertad de practicar su religión”. 

 

2. “Todos deben saber que son responsables”

Académicos han señalado tres fuentes del repunte en antisemitismo que Europa y EEUU han visto en años recientes. A medida que los conflictos en Siria e Irak, además de otros factores, crearon la peor crisis de refugiados en la historia reciente, Alemania abrió sus puertas y aceptó hasta un millón de refugiados. Los que están en la ultraderecha del espectro político, incluyendo el partido Alternativa para Alemania (AfD, por sus siglas en inglés), fomentaron la xenofobia y han culpado a los judíos de empoderar a los inmigrantes y las minorías, arruinando así la civilización europea. 

Disfrazándose de defensores de los derechos humanos, activistas de la ultraizquierda se hacen llamar “antisionistas”, pero en vez de presentar críticas legítimas sobre las políticas de Israel cuestionan la existencia del Estado Judío, una posición generalmente considerada antisemita.  

Mientras tanto, ideologías extremas se han propagado en nombre del Islam e, impulsadas por redes de terrorismo global como Hezbollah,  se han convertido en una tercera fuente del odio hacia los judíos. 

Leemhuis, el director interino de AJC Berlin, dijo que en Alemania la izquierda culpa a la derecha y viceversa, y al mismo tiempo el centro, aunque en forma más sutil,  no está exento. “Debemos confrontar eso”, dijo Leemhuis. “Todos deben saber que son responsables Y que las palabras importan. Esta manera constante de hablar del tema no ayuda”. 

Leemhuis señaló una nota reciente en la generalmente respetada revista Spiegel que exageró la influencia que una pequeña asociación judía tiene sobre la política alemana en Medio Oriente. 

“El hecho de que seis editores hayan trabajado en esta nota y que a ninguno se le haya ocurrido ‘¿Qué estamos publicando? Esto podría crear pensamientos bastante oscuros, ¿quizás deberíamos repensar el contexto ?’ es una señal alarmante”. 

Y agregó “cuando los políticos y los oficiales salen a decir que el antisemitismo no tiene lugar en nuestra sociedad, yo pienso que el antisemitismo claramente tiene lugar en nuestra sociedad”.

 

3. “Las vidas de los judíos no pueden depender del grosor de la puerta”

Después de los polémicos comentarios de Klein, el comisionado del antisemitismo, Merkel dijo en una entrevista a CNN que el espectro del antisemitismo nunca se fue de Alemania. 

“Hoy en día no hay una sola sinagoga, una guardería, o un colegio para niños judíos que no precise ser custodiada por policías alemanes”, dijo. 

Pero en Yom Kippur, el día más sagrado del calendario judío, no había ni un solo guardia afuera de la sinagoga de Halle. 

“La seguridad y las vidas de los judíos no pueden depender del grosor de la puerta”, dijo Leemhuis, de AJC. 

Es más, el gobierno alemán se rehúsa a designar a Hezbollah, uno de los mayores impulsores del antisemitismo en suelo europeo, como una organización terrorista. AJC ha estado presionando a la Unión Europea para que le adjudique este marcador a Hezbollah y así limitar su capacidad para recaudar fondos y su infraestructura en El continente. El país que debería estar liderando esta campaña es Alemania, donde se sabe que más de 1.000 operativos de Hezbollah reciben dinero y planean ataques. 

Aunque los líderes a nivel nacional apoyan esta medida, los diplomáticos alemanes se oponen por temor a dañar las relaciones con el Líbano, donde el “partido político” de Hezbollah controla varios ministerios del gobierno. 

En estos momentos, además de empujar para que se prohíba la presencia Hezbollah, AJC insistirá para que el gobierno alemán le proporcione medidas de seguridad a las instituciones judías del país para prevenir posibles atentados como el perpetrado en Yom Kippur. 

“Ya no hay forma de evitar esto”, dijo Leemhuis. “Exigimos que reconozcan estas pérdidas y exploren si hay algo que pueden hacer para prevenir futuros ataques.”

Back to Top